El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, acusó ayer lunes a las élites políticas y económicas de Haití de la grave crisis que vive el país caribeño y reveló que la semana pasada trató con el secretario general de la ONU, António Guterres, la búsqueda de una solución a la situación.
Trudeau declaró este lunes durante una rueda de prensa que, pese a la inversión de cientos de millones de dólares y la presencia internacional desde hace 30 años en Haití para «confrontar la violencia y proporcionar ayuda humanitaria», la crisis «es una de las peores» en la historia del país.
El gobernante canadiense reafirmó el compromiso de su país de ayudar a mejorar la situación en Haití a través de inversiones, así como a través de presiones a «la clase política de Haití que no se está tomando sus responsabilidades con seriedad».
«Y también estamos imponiendo sanciones a esas élites económicas en Haití que siguen aprovechándose de la inestabilidad y financian bandas armadas», continuó Trudeau. «No podemos hacer lo mismo y esperar que las cosas cambien», agregó.
El primer ministro canadiense también reveló que la semana pasada se reunió en Nueva York con el secretario general de la ONU para hablar sobre qué hacer para dar una salida a la crisis haitiana y aplaudió que otros países «quieran involucrarse y ayudar».
«Canadá va a ser parte de la solución junto con los haitianos, que tienen que ser centrales en cualquier solución que se presente», dijo Trudeau.
Las declaraciones de Trudeau se producen después de que Kenia anunció su disposición a liderar un fuerza multinacional de pacificación bajo la bandera de la ONU que el primer ministro haitiano, Ariel Henry, pidió hace 10 meses.
Kenia estaría esperando para enviar unos 1.000 policías a Haití a que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe la creación de la fuerza de intervención.