La «píldora digital para la mente», diseñada por la empresa Inner Cosmos, consta de dos partes: una interfaz de un centímetro y una «cápsula de prescripción».
La empresa de neurotecnología Inner Cosmos, fundada por el emprendedor israelí Meron Gribetz, presentó el pasado martes un implante neural para tratar la depresión. Se trata de una interfaz cerebro-ordenador (BCI, por sus siglas en inglés) que se incrusta mínimamente en la cabeza, apenas bajo la piel, para asentarse de forma no invasiva en la superficie del cráneo, informa Forbes.
«Hemos construido el implante coclear más amplio que exista para la depresión, que más adelante servirá para tratar también otros trastornos cognitivos», dijo el director ejecutivo de Inner Cosmos, compañía que para realizar su proyecto se asoció con el neurocirujano estadounidense Eric Leuthardt, pionero de la neurocirugía láser.
El exclusivo diseño del sistema, que fue definido como «una píldora digital para la mente», consta de dos partes: un diminuto implante de un centímetro, colocado bajo la piel, y una «cápsula de prescripción», que se engancha al pelo para alimentar el dispositivo.
Un psiquiatra ajusta el implante según las necesidades de cada paciente, con solo mover los diales. Ni siquiera es necesario que revise el dispositivo de forma presencial, ya que los sensores controlan constantemente su funcionamiento y el especialista puede consultar un cuadro de mandos para ver en tiempo real cómo está el cerebro de sus pacientes.
Según anunció la empresa, que acaba de recibir la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. para realizar un primer estudio en humanos, su implante reequilibra las redes cerebrales mediante microestimulaciones imperceptibles y «sin siquiera entrar en el cerebro», lo que «elimina el riesgo asociado a una neurocirugía invasiva».
Entre tanto, Inner Cosmos destaca la «invisibilidad» de su producto, a diferencia de otros dispositivos BCI.
«No se ve ni se siente, por lo que se integra perfectamente en el estilo de vida», afirmó la compañía, al sostener que su primera misión, hoy en día, es curar «el mayor trastorno crónico del mundo».
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