El sector crece a fuerte ritmo, pero preocupan las materias primas y la inflación.
Madrid
La industria europea cada vez está más preocupada por los problemas en la cadena de suministros. El índice de gestores de compras (PMI) del sector manufacturero de IHS Markit para la eurozona perdió fuelle entre agosto y septiembre, al pasar de los 61,4 a los 58,6 puntos. Es la caída en puntos más abultada desde abril de 2020, el peor momento de la pandemia, aunque aun así el índice se mantiene muy por encima de los 50 puntos que aseguran la expansión de la actividad.
El sector industrial de España también vio recortada su lectura respecto a agosto, pasando de los 59,5 a los 58,1 puntos en septiembre, aunque sigue en zona de máximo históricos. Las presiones inflacionistas y el retraso en la cadena de suministros son las causas de esta caída, tanto a nivel doméstico como en la zona euro. La falta de oferta es considerada un obstáculo clave para los programas de producción en septiembre, a lo que se le suma el debilitamiento de las condiciones de la demanda y el retraso en los tiempos de entrega de los proveedores, así como la escasez de componentes electrónicos y materias primas, particularmente generalizada y que lleva meses castigando al sector. Son problemas que se están agravando con los altos precios del carbón, el petróleo, el gas y la electricidad, que han obligado incluso a cerrar algunas fábricas en China.
Aunque la mayoría de los gerentes de compras insisten en que la presión inflacionista será temporal, IHS Markit advierte de que los problemas de la cadena de suministro más duraderos se consideran un riesgo clave que podría mantener el incremento de los precios hasta 2022. María Jesús Fernández, economista de Funcas, no está segura de que los efectos vayan a ser transitorios, pues considera que hay factores que hacen pensar lo contrario. “Hay una capacidad productiva de materias primas que está mermada porque en muchos años las inversiones han sido reducidas”. Ante esa producción limitada y la intensa demanda, considera posible un aumento hasta el riesgo de generar una espiral inflacionista.
Otra posible causa a la que apunta Fernández son las futuras inversiones que contemplan los programas fiscales de EE UU y Europa para la transición energética y el desarrollo tecnológico. Esas inversiones van a suponer una demanda elevada y prolongada en el tiempo de materiales como semiconductores, por lo que no se tiene certeza de la pronta recuperación del suministro. Su visión se aproxima a la de Martin Beck, asesor económico del EY ITEM Club, quien dijo a Reuters que, “aunque algunos de los cuellos de botella pronto comenzarán a aliviarse, muchos sectores –más notablemente los que requieren semiconductores– probablemente afrontarán interrupciones durante gran parte de 2022”.
Gregorio Izquierdo, director del Instituto de Estudios Económicos (IEE), sí piensa que la situación es transitoria, y de hecho cree que el impacto no será generalizado sino que “afectará mucho más a las economías emergentes que a las desarrolladas como España”.
En cualquier caso, los problemas de suministro y de precios ocasionaron que en septiembre se diera el menor crecimiento de la producción en ocho meses, según la firma encargada de la encuesta. Su impacto también fue evidente en la compra de insumos y en los inventarios. Además, los fabricantes de la eurozona ralentizaron sus actividades de compra a un ritmo que no se veía desde enero, debido a que la escasa disponibilidad de insumos impidió la reposición de stocks.
Aunque la tasa de inflación de los precios de estos bienes fue la más débil en cinco meses, se mantuvo por encima de cualquiera de las registradas en los casi 24 años de datos disponibles. En consecuencia, los fabricantes aumentaron sus tarifas aún más que en agosto a fin de conservar sus márgenes de beneficio.
Los países pequeños de Europa han experimentado la mayor mejora de las condiciones en septiembre. Austria encabezó la clasificación y fue la única economía cuya industria aceleró respecto a agosto.
Fuente: El País.