El grupo baila frente a la bandera dominicana que está colgada al lado de la coreana en la academia ND Dancing With Us Corea.
En un pequeño salón de baile en Seúl se escucha a todo volumen la bachata Señor juez, de Anthony Santos y Ozuna. Once coreanos y una noruega contonean sus cuerpos al ritmo de este género musical originario de la República Dominicana. Aunque no dominan el español, comprenden cuando su instructor les dice: ¡Cambio! Y se intercambian el compañero.
“Empecé a aprender bachata porque me gustó mucho la música”, dice Harry Park, uno de los estudiantes. Con la música vino su agrado hacia la República Dominicana, donde reside un amigo suyo. “Por este motivo trato de aprender de la cultura y la música, y ahora estoy aprendiendo español”.
La bachata, que en sus orígenes en los años 90 era considerada una música de la clase baja y de bares, fue escalando en el gusto popular, y en 2019 fue declarada patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco.
El embajador dominicano en Corea del Sur, Federico Cuello, informa a Diario Libre que hay 25 academias de bachata que funcionan en el país asiático, y la Embajada “no tuvo absolutamente nada que ver con eso”. “Todo esto son los coreanos que están interesados en bailar; hay gente que le gusta gozar”, dice.
No obstante, precisa que la Embajada sí ayuda a difundirlo. “Durante la época del confinamiento (por la pandemia del COVID-19) introdujimos la modalidad de clase de bachata en línea, y entonces la Embajada promovía que las 25 escuelas de bachata ofrecieran esta modalidad de servicio”.
Asta Samuelsen, una inmigrante noruega que tiene casi un año en Corea del Sur, se movía en el salón de baile de pareja en pareja. “Pensé más en el K-pop cuando me mudé a Corea para estudiar coreano, ¡y ahora estoy con la bachata!”, dice riendo al final de la clase. Aunque no ha visitado la República Dominicana, considera que, a través de la música, podría conectar con su gente.
De Corea a España
El instructor de la academia, Hyunho Moon, no ha visitado República Dominicana (13,527 km de distancia de Corea del Sur), pero considera que conoce un poco del país por la bachata, que lo ha conquistado y motivó a viajar desde Seúl a España para dominar su baile, junto con Dakyo Lee, su compañera instructora.
Moon tuvo contacto por primera vez con la bachata a través de un video. Auxiliado de una intérprete para conversar con Diario Libre, cuenta que fue un “choque grande” para él cuando vio el audiovisual, por la armonía que notó entre la pareja que bailaba.
En ese entonces no tenía mucha información sobre la bachata, por eso él y Lee prefirieron ir a Europa en 2019. Anduvieron en talleres por París y España; fue en el segundo país donde encontraron unos maestros dominicanos que les enseñaron a dominar el género musical que hoy enseñan.
Moon tomó clases por unos meses, pero ella se quedó por un año aprendiendo. Querían asimilar lo que más pudieran de cada profesor. “Un año no es suficiente”, dice Lee.
“Dominicana” y “sensual”
Aunque para el dominicano la bachata es una, los surcoreanos la dividen en “dominicana” y “sensual”.
Lee explica que la “dominicana” es la producción que tiene un ritmo más activo, más rápido, y para bailarla se necesitan movimientos constantes de los pies. En el caso de la “sensual”, el movimiento es más del cuerpo y el ritmo es más lento.
No importa cual sea, para Lee la bachata es como un tipo de danza social; por eso considera que hombres y mujeres pueden juntarse en cualquier lugar a disfrutarla.
“A los coreanos les interesa mucho la bachata”, enfatiza Moon. En una clase puede tener hasta 30 personas. La academia de baile se abrió hace dos años, pero por causa de la pandemia las clases se activaron a partir del 2021.
Los alumnos también pueden aprender otros géneros, como salsa, hip-hop y K-dance (música coreana), y también colaboran otros instructores, entre los que hay quienes fueron bailarines de artistas surcoreanos durante sus presentaciones artísticas.