Residentes en el barrio La Ciénaga, a orillas del río Ozama, califican como un engaño el Interceptor 004, una especie de embarcación de alta tecnología instalada en el 2020 para combatir la contaminación de residuos plásticos en uno de los ríos más contaminados del país.
Elio Pérez (nombre ficticio para proteger su identidad) nació y se crió en este barrio. Ha dedicado gran parte de su vida a la pesca en mar abierto y es miembro de la Asociación de Pescadores de la Margen Occidental del Río Ozama. Al preguntarle sobre las operaciones del Interceptor, uno de sus compañeros que se encuentra con él en una pescadería exclama: «¡Eso es un engaño!». Al menos cinco personas presentes lo secundan.
Pérez explica que no comprenden el verdadero propósito del Interceptor. Asegura que en los últimos dos años solo lo han visto funcionar dos o tres veces y, en más de cuatro años, su uso ha sido mínimo. Señala hacia la rampa dónde sacan sus embarcaciones y comenta que deberían mover el Interceptor unos 50 metros río arriba para no obstruir la zona de salida.
Desde la instalación de una barda móvil que cruza el río entre ambas márgenes, los pescadores han tenido dificultades para salir del embarcadero. «Cuando cierran, se forma un tapón de lilas que bloquea nuestra salida al río; deberían mover el aparato más arriba, donde no moleste». dijeron a Diario Libre