La Organización Mundial de la Salud tiene una concepción integral del ser humano por lo que considera signo de bienestar el hecho de que el individuo goce de salud física, mental y social. En consecuencia, transciende el concepto de la existencia de enfermedades somáticas. Por consiguiente, el estilo de vida saludable se logrará cuando se complementen buenos hábitos alimenticios, actividad física, medidas preventivas de enfermedades, relaciones laborales, armonía con el medio ambiente y actividades sociales.
Las buenas prácticas para alcanzar un estilo de vida saludable comprenden acciones como las siguientes:
1.- Alimentación equilibrada:
Se refiere a la necesidad de incorporar en cantidades suficientes todos los alimentos contemplados en la pirámide alimentaria. En este sentido el aporte de energía necesario para una vida saludable oscila entre las 30-40 Kkal. Las proporciones de carbohidratos deben ser de un 50/55% (sin exceder el 10% de azúcar); grasas inferiores al 30%; proteínas menores al 10%; fibra 20/25 grs.
La preparación de comidas que permitan proteger al organismo de enfermedades no resulta costosa ni compleja en cuanto a los ingredientes y tiempos de preparación. Sólo es una cuestión cultural de concientización de la población. Existen muchos platos sencillos y baratos en los que se puede sustituir la sal por especies, incorporar mayor cantidad de carnes blancas, frutas, verduras y legumbres.
2.- Eliminar tóxicos:
Entre las sustancias tóxicas más comunes se pueden enumerar: alcohol, tabaco, drogas; excepto vino o cerveza, si la ingesta es de una copa diaria. La eliminación de toxinas previene enfermedades en el sistema digestivo, respiratorio y nervioso. Por lo que resulta importante la concientización de la población en este aspecto, en especial los jóvenes de bajos recursos en los países en subdesarrollados.
3.- Rutina de actividad física:
La práctica de deportes o ejercicios recomendada para llevar un estilo de vida saludable comprende una duración aproximada de media hora. Entre las actividades recomendadas están las caminatas. El objetivo es quemar calorías, reducir los niveles de colesterol, presión arterial, glucemia, eliminar el stress, el humor y hábitos de descanso. Resulta conveniente seguir un patrón sostenido en el tiempo a fin de poder lograr adquirir un buen estado físico y prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad.
4.- Hábitos de higiene:
Resultan necesarios para la prevención de infecciones, deterioro de la dentadura y problemas en el cuidado de la piel. La limpieza no se limita al cuerpo sino también al entorno en el que se habita. Existen muchas patologías que se generan a partir de la presencia de residuos en el hogar, por ejemplo el dengue, malaria, zika producidas por la presencia de depósitos de agua (floreros, basurales a cielo abierto, etc.)
5.- Productos tóxicos:
Debe evitarse la exposición a determinadas toxinas que deterioran la salud. Algunos ejemplos son los agentes contaminantes del agua, el suelo y el aire: emanaciones de gases, monóxido de carbono, presencia de plomo en el agua, o metales pesados en la tierra, agentes cancerígenos como el glifosato, etc. El correcto tratamiento de la basura y de los desechos de fábricas contribuyen a mejorar el estilo de vida de personas que habitan las zonas marginales de ríos y praderas. El adecuado control del uso del suelo y del cumplimiento de las medidas de higiene y seguridad industrial resultan estratégicos en la protección de la vida humana y la conservación de un estilo de vida saludable para todos.
6.- Salud mental:
Un estilo de vida saludable supone el adecuado equilibrio psicológico y emocional. Las alteraciones en estas cuestiones causan inconvenientes en las relaciones interpersonales, las capacidades cognitivas, estrés, cansancio, ansiedad, irritación, síndrome del burn out, etc. Se combaten mediante cambios en el estilo de vida que incluya mayor vida social, realización de trabajos manuales al aire libre, prácticas de deportes, etc.
7.- Socialización:
Las reuniones sociales contribuyen al estilo de vida saludable en el sentido que permiten compartir vivencias liberando ansiedades; producen sana distracción. El aislamiento produce depresión, demencia, trastornos de ansiedad, entre otras patologías que pueden ser irreversibles si no se las trata a tiempo.
En síntesis, el estilo de vida saludable debe verse como una rutina integral que involucra todas las dimensiones de la persona humana, excediendo a los hábitos alimentarios. Existen innumerables actividades que permiten mejorar la calidad de vida de las personas y que deben ponerse a su alcance. Desde el estado y las organizaciones no gubernamentales contribuyen a la concientización en materia de hábitos saludables.
La Organización Mundial de la Salud destaca esta responsabilidad social que involucra a los estados y particulares que deben tener un rol activo en el combate de la pobreza, la exclusión social, el analfabetismo, entre otros aspectos que coadyuvan a la búsqueda de una mejor calidad de vida para todos los seres humanos en el planeta.
Fuente: Escuela de Salud Rebagliati