Europa Press
En un nuevo estudio apoyado por la Autoridad de Preparación y Respuesta ante Emergencias Sanitarias (HERA) de la Unión Europea, los científicos han demostrado que la variante Ómicron es resistente a la mayoría de los anticuerpos terapéuticos, así como a los adquiridos tras pasar la propia enfermedad y por la vacuna. Sin embargo, se ha observado que esta variante es neutralizada por una dosis de refuerzo.
Así, los investigadores llegaron a la conclusión de que las numerosas mutaciones en la proteína ‘Spike’ de la variante Ómicron le permitían evadir en gran medida la respuesta inmunitaria.
En el estudio han participado científicos del Instituto Pasteur y del Instituto de Investigación sobre Vacunas (Francia), en colaboración con la KU Leuven (Lovaina, Bélgica), el Hospital Regional de Orleans (Francia), el Hospital Europeo Georges Pompidou (Francia) y el el Instituto Nacional de Investigación en Salud y Medicina de Francia, con el objetivo de estudiar la sensibilidad de Ómicron a los anticuerpos en comparación con la variante Delta, actualmente dominante.
Por tanto, buscaban caracterizar la eficacia de los anticuerpos terapéuticos, así como de los anticuerpos desarrollados por individuos previamente infectados por el SARS-CoV-2 o vacunados, para neutralizar esta nueva variante.
Los investigadores de la KU Leuven aislaron la variante Ómicron del SARS-CoV-2 a partir de una muestra nasal de una mujer de 32 años que desarrolló una Covid-19 moderada pocos días después de regresar de Egipto. El virus aislado se envió inmediatamente a los científicos del Instituto Pasteur, donde se utilizaron anticuerpos monoclonales terapéuticos y muestras de suero de personas vacunadas o expuestas previamente al SARS-CoV-2 para estudiar la sensibilidad de la variante Ómicron.
Los científicos utilizaron ensayos de neutralización rápida, desarrollados por la Unidad de Virus e Inmunidad del Instituto Pasteur, en la muestra aislada del virus Ómicron. En este esfuerzo de colaboración multidisciplinar también participaron virólogos del Instituto Pasteur y especialistas en el análisis de la evolución viral y la estructura de las proteínas, junto con equipos de los dos hospitales franceses anteriormente mencionados.
Los científicos empezaron por probar nueve anticuerpos monoclonales utilizados en la práctica clínica o actualmente en desarrollo preclínico. Seis anticuerpos perdieron toda la actividad antiviral y los otros tres fueron de 3 a 80 veces menos eficaces contra Ómicron que contra Delta.
Los anticuerpos bamlanivimab/etesevimab (una combinación desarrollada por Lilly), casirivimab/imdevimab (una combinación desarrollada por Roche y conocida como ‘Ronapreve’) y regdanvimab (desarrollado por Celtrion) ya no tenían ningún efecto antiviral contra Ómicron. De hecho, la combinación tixagevimab/cilgavimab (desarrollada por AstraZeneca con el nombre de ‘Evusheld’) fue 80 veces menos eficaz contra Ómicron que contra Delta.
«Demostramos que esta variante altamente transmisible ha adquirido una importante resistencia a los anticuerpos. La mayoría de los anticuerpos monoclonales terapéuticos disponibles actualmente contra el SARS-CoV-2 son inactivos», comenta Olivier Schwartz, coautor del estudio y jefe de la Unidad de Virus e Inmunidad del Instituto Pasteur.
De hecho, los científicos observaron que la sangre de los pacientes previamente infectados con Covid-19, recogida hasta 12 meses después de los síntomas, y la de los individuos que habían recibido dos dosis de la vacuna de Pfizer o AstraZeneca, tomada cinco meses después de la vacunación, apenas neutralizaban la variante Ómicron.
LA DOSIS DE REFUERZO
Pero el suero de los individuos que habían recibido una dosis de refuerzo de Pfizer, analizada un mes después de la vacunación, siguió siendo eficaz contra Ómicron. No obstante, se necesitaron entre cinco y 31 veces más anticuerpos para neutralizar Ómicron, en comparación con Delta, en ensayos de cultivo celular. Estos resultados ayudan a arrojar luz sobre la eficacia continuada de las vacunas en la protección contra las formas graves de la enfermedad.
«Ahora tenemos que estudiar la duración de la protección de la dosis de refuerzo. Es probable que las vacunas se vuelvan menos eficaces para ofrecer protección contra la contracción del virus, pero deberían seguir protegiendo contra las formas graves», explica Schwartz.
«Este estudio muestra que la variante Ómicron dificulta la eficacia de las vacunas y los anticuerpos monoclonales, pero también demuestra la capacidad de los científicos europeos de trabajar juntos para identificar los retos y las posibles soluciones», comenta Emmanuel André, co-último autor del estudio, profesor de Medicina de la KU Leuven y director del Laboratorio Nacional de Referencia y de la red de vigilancia genómica de COVID-19 en Bélgica.
De hecho, prosigue, mientras que la KU Leuven pudo describir el primer caso de infección por Ómicron en Europa utilizando el sistema belga de vigilancia del genoma, su colaboración con el Instituto Pasteur de París permitió llevar a cabo este estudio «en un tiempo récord».
«Todavía queda mucho trabajo por hacer, pero gracias al apoyo de la HERA de la Unión Europea, es evidente que ahora hemos llegado a un punto en el que los científicos de los mejores centros pueden trabajar en sinergia y avanzar hacia una mejor comprensión y una gestión más eficaz de la pandemia», razona el investigador.
Actualmente, se están llevando a cabo investigaciones para determinar por qué esta variante es más transmisible de un individuo a otro y para analizar la eficacia a largo plazo de una dosis de refuerzo.