Anna Cuenca. AFP. Londres, Reino Unido
El escritor británico nacido en Zanzíbar, Abdulrazak Gurnah, galardonado con el Nobel de Literatura por sus relatos sobre la inmigración y la colonización, recibió su premio este lunes en una ceremonia en el Reino Unido, donde vive exiliado desde hace cinco décadas.
Por segundo año consecutivo, los premios Nobel de Ciencias y Literatura se entregan en los países de los galardonados, sin la pompa habitual, debido a la pandemia de covid-19.
Gurnah, de 72 años, recibió su medalla y diploma en Londres de manos de la embajadora sueca, Mikaela Kumlin Granit, en una breve ceremonia unos días antes del evento oficial que se celebrará en Suecia el 10 de diciembre, fecha aniversario de la muerte de Alfred Nobel.
El premio va acompañado de 10 millones de coronas suecas (1,1 millones de dólares o 973.000 millones de euros).
En tiempos normales, el escritor habría recibido el galardón de manos del rey Carlos XVI Gustavo de Suecia.
«Sin embargo, este año la pandemia nos obliga a celebrarlo a distancia. Y como no puede viajar a Estocolmo, le han traído hoy aquí su medalla y su diploma», afirmó la embajadora, recordando que el jurado reconoció a Gurnah por sus «relatos empáticos y sin concesiones de los efectos del colonialismo y el destino de los refugiados atrapados entre culturas y continentes».
El novelista apareció relajado y sonriente y posó para los fotógrafos con su premio, en un acto al que asistieron miembros de su familia y su editora Alexandra Pringle.
Nacido en 1948 en la isla de Zanzíbar, que ahora pertenece a Tanzania, es el quinto escritor nacido en África que gana el Nobel de Literatura. El anterior fue el sudafricano J.M. Coetzee en 2003.
Gurnah comenzó a escribir con 21 años después de trasladarse al Reino Unido a finales de los años 1960 para estudiar. Se marchó de su país pocos años después de la independencia de este antiguo protectorado británico, donde la comunidad árabe era perseguida, y con el tiempo adquirió la nacionalidad británica.
Migración, «la gran preocupación»
Aunque su idioma natal es el el suajili, Gurnah escribe en Inglés y vive en Brighton, en el sureste de Inglaterra, donde enseñó literatura en la Universidad de Kent hasta su jubilación.
En su juventud, la escritura le llegó como algo inesperado, impuesto por su condición de exiliado.
«En cierto sentido, fue algo con lo que tropecé por accidente más que el cumplimiento de un plan. (…) En gran medida, tuvo que ver con la abrumadora sensación de extrañeza y diferencia que sentí allí», recordaba en una entrevista al diario The Guardian.
Pero tras 35 años de carrera, sus intereses no han cambiado.
«Escribo lo que sucede en el mundo en que vivo y actualmente (la cuestión migratoria) es el gran tema, la gran preocupación del mundo en que vivo», declaró a la AFP el día que se anunció su galardón en octubre.
Su primera novela, «Memory of Departure», no llegó hasta 1987, seguida por «Pilgrims Way» un año después y «Dottie» en 1990. Las tres exploraban las experiencias de los inmigrantes en el Reino Unido de aquella época.
Pero se ganó el reconocimiento de la crítica con su cuarto libro, «Paradise» (1994), ambientado en el África Oriental colonial durante la Primera Guerra Mundial y que entró entre los finalistas al prestigioso Booker Prize británico.
Su obra de 1996 «Admiring Silence» narra la historia de un joven que regresa a Zanzíbar 20 años después de marcharse a Inglaterra, donde se casó con una británica y trabajó como profesor.
Una historia similar a la suya, que no pudo volver a su tierra hasta 1984, aunque conservó los vínculos. «Voy allí tanto como puedo. Es de donde vengo. En mi cabeza, todavía vivo allí», dijo a la AFP.
La última novela de Gurnah, «Afterlives», salió a la venta el año pasado y cuenta la historia de un niño que fue vendido a las tropas coloniales alemanas.