Se prevé que en el año 2025 República Dominicana alcance los 8,300 millones de habitantes, lo que significa una mayor demanda de alimentos. La investigación es esencial para poder aumentar la productividad y mejorar la calidad de los productos agroalimentarios.
El informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) titulado “Desatando la innovación: Evaluación del papel de la I+D agropecuaria de América Latina y el Caribe”, proporciona un examen en profundidad de las tendencias recientes en el gasto, la capacidad de investigación pública y sus resultados en toda la región.
El estudio demostró poca inversión en investigación y desarrollo en países de América Latina y el Caribe (ALC), con una concentración de recursos en pocos países, en particular, Brasil.
El BID señala que un elemento relacionado con la capacidad de las instituciones es la inversión que realizan en actividades de investigación. Entre 2007 y el 2020, los diez países incluidos en el estudio incrementaron en conjunto sus inversiones en investigación en aproximadamente un 45%, impulsados fundamentalmente por Bolivia y Perú.
Pese a este aumento, solo Panamá destinó más de 1% del producto interno bruto agropecuario (PIBA) a este fin, mientras otros cinco países invirtieron menos del 0.25%, una cifra insuficiente, sostiene la organización, para dar respuesta a los desafíos que enfrenta la agricultura. “Otra tendencia preocupante es que estos países con bajos niveles de inversión han experimentado una disminución constante en sus índices de intensidad de investigación agropecuaria a lo largo del tiempo”, advierte la organización internacional.
Refiere que Perú fue el único país de la muestra que superó los US$100 millones en gasto de I+D agropecuario en 2020, mientras que Bolivia, Costa Rica y Panamá gastaron US$65 millones, US$8 millones y US$34 millones, respectivamente. Todos los países restantes (incluyendo a República Dominicana) invirtieron menos de US$20 millones.
Mejora
El documento explica que el índice de capacidad de innovación (ICI) comprende cuatro subíndices. El primero evalúa, educación y capital humano. El segundo subíndice, capacidad de investigación, evalúa el desempeño de un país en ciencia, con métricas como el número de publicaciones en ingeniería, informática, bioquímica, genética y biología molecular; y el índice H, que mide el impacto y el rendimiento de la producción académica.
El tercer subíndice el entorno de innovación, evalúa el nivel de competencia en los mercados locales, el desarrollo de los servicios financieros, el acceso al crédito y la inversión en I+D, y formación del personal. Finalmente, el cuarto subíndice, la calidad de las instituciones, captura dimensiones de la gobernabilidad, incluyendo voz y rendición de cuentas, estabilidad política y ausencia de violencia.
El informe destaca que Chile se sitúa como el país con el desempeño más elevado de la región, seguido por Panamá, Costa Rica y Uruguay. En la posición contraria se encuentran Nicaragua, Bolivia, Belice, y Paraguay. Con respecto a la capacidad intermedia se encuentra alrededor de países que poseen las economías más grandes de la región, especialmente Brasil, Colombia y México.
Por debajo del promedio están Guatemala, Honduras, República Dominicana, Ecuador y Argentina. Sostiene que los países con una capacidad innovadora por encima del promedio regional tienen niveles más altos de capital humano, un ambiente propicio para el desarrollo de innovaciones y mayor capacidad de investigación que los que están por debajo del promedio.